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Guadalajara: la provincia que ilumina a España pero vive a oscuras en inversiones eléctricas

| 08-10-2025

La capacidad eléctrica disponible es hoy el nuevo maná. Ningún inversor, ninguna empresa, ningún gran proyecto logístico o tecnológico se instala en un territorio si no tiene garantizado el acceso a potencia eléctrica suficiente, estable y competitiva. Es el punto de partida de toda inversión y la llave que abre (o cierra) la puerta al desarrollo económico.

En la provincia de Guadalajara lo sabemos muy bien. Contamos con una ubicación estratégica privilegiada, excelentes conexiones por carretera y ferrocarril, suelo industrial de calidad y un ecosistema empresarial dinámico. Pero todas esas ventajas se están viendo frenadas por una carencia que no depende de nosotros: la falta de capacidad eléctrica.

Los datos son demoledores. De los 8.203 millones de euros previstos en el Plan de Desarrollo de la Red de Transporte de Energía Eléctrica 2021-2026, el Gobierno sólo ha ejecutado 2.560 millones, un 31%, según la CNMC. Mientras tanto, el 83% de los nudos de la red de distribución están saturados, lo que impide conectar nuevos proyectos industriales y energéticos. En toda España se calculan más de 60.000 millones de euros en inversiones paralizadas por falta de capacidad eléctrica.

Sin embargo, más allá de la baja ejecución, hay un hecho especialmente preocupante: la provincia de Guadalajara ni siquiera figuraba en el Plan de Desarrollo 2021-2026. Mientras otras zonas del país concentraban las inversiones estratégicas en refuerzos y nuevas subestaciones, Guadalajara quedaba fuera del mapa eléctrico nacional. Esa ausencia no es un detalle menor: significa que, pese a ser una provincia generadora de energía y con un enorme potencial industrial, no se planificaron infraestructuras de transporte que aseguren su crecimiento futuro.

Por eso, el nuevo Plan de Desarrollo de la Red de Transporte de Energía Eléctrica 2026-2030 debe corregir ese agravio. Guadalajara no puede volver a quedar infradotada, ni ser tratada como “el primo pobre” de otras zonas metropolitanas que sí han visto crecer su red. Nuestra provincia necesita estar bien representada y priorizada en la planificación eléctrica nacional, con inversiones concretas que garanticen la potencia necesaria para sostener su desarrollo económico e industrial.

Guadalajara no puede ser una víctima más de esta parálisis. Somos una provincia generosa, solidaria con el sistema eléctrico nacional: tenemos en nuestro territorio una central nuclear, miles de hectáreas de placas solares y parques eólicos, y la subestación eléctrica de Fuentes de la Alcarria, entre otras infraestructuras. Sin embargo, paradójicamente, esa energía no se queda aquí. Se produce en Guadalajara, pero no alimenta el crecimiento industrial ni residencial de Guadalajara.


El horizonte del nuevo Plan 2026-2030 debe corregir esta injusticia y asegurar que nuestra provincia esté adecuadamente representada en la planificación de Red Eléctrica de España. No se trata de pedir privilegios, sino de reclamar equidad: si producimos energía, si contribuimos al mix nacional, también debemos tener garantizado acceso suficiente a la red para crecer.

Pero para lograrlo hace falta algo más que buenas intenciones. Es necesaria una acción política conjunta e interadministrativa, sin banderas ni intereses partidistas. La provincia debe hablar con una sola voz. Diputación, Junta, Gobierno central y todos los representantes públicos de Guadalajara (sea cual sea su color político) debemos exigir juntos que se prioricen las inversiones eléctricas que nos permitan seguir siendo un territorio atractivo y competitivo.

Además, debemos impulsar cambios legislativos que faciliten la inversión privada y la optimización de la red existente. Hay que avanzar hacia un modelo más flexible de gestión y cesión de capacidad eléctrica. Pero hay que ir más allá: habilitar mecanismos que permitan aprovechar potencia, reasignar capacidad no utilizada y autorizar proyectos de conexión rápida. Las empresas no pueden esperar cinco años a una subestación nueva; necesitan soluciones en meses, no en décadas.

Cada megavatio que no llega a tiempo es una fábrica que no se instala, una nave que no se construye, un empleo que no se crea. Y cada año que pasa sin resolver esta cuestión acerca a Guadalajara a un horizonte negro, donde la falta de energía se convierte en sinónimo de estancamiento.

No hay transición energética, ni reindustrialización posible sin red eléctrica. Por eso, este debate no es técnico: es político, social y económico. Nos jugamos el futuro. Garantizar potencia eléctrica es garantizar desarrollo, empleo y bienestar para las próximas generaciones. Y Guadalajara, la provincia más solidaria de España en materia energética, merece ser también una provincia con energía para su propio futuro. Potencia eléctrica o decadencia industrial: Guadalajara se juega su futuro en el próximo plan energético.

 

Lucas Castillo Rodríguez
Senador del Partido Popular y Alcalde de Yunquera de Henares

 

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